Volviendo a un tema que toqué en diversos artículos desde
que publiqué mis reflexiones sobre el documental “La oscura era digital” os
comento una breve charla que tuve con la responsable de archivo de mi
organización.
Resulta que un departamento quiere hacer una limpia
importante de documentos que no tienen trascendencia, pero que como suele pasar
en estos casos, cuesta deshacerse de ellos por si en algún momento fuera
necesario acudir a ellos. Como buena parte de los mismos procedían de listados
de un sistema de información actualmente sustituido por otro y en el proceso de
migración se mapearon los datos origen a otros distintos (para mejorar, entre
otras cosas, la calidad de los mismos), los responsables del departamento
querían conservar una copia en el archivo de mi organización, de los datos de
la aplicación antigua, los cuales se encuentran todavía en la base de datos de
explotación ya que el cambio de sistema se realizó no hace excesivo tiempo y
por si acaso, queremos tenerlo a mano por si hiciera falta acudir a ellos
(tampoco hubiera habido problema si se hubiera decidido tenerlo almacenado en
cinta).
Traté de explicarles que en informática nos encargaríamos de
hacer una copia del esquema de base de datos cuando se vaya a quitar de
producción, pero como es lógico, ellos querían tocar pelo y tener custodiado en
el archivo una copia en soporte digital en el archivo. Al fin y al cabo, los
responsables de los datos son ellos y si prefieren hacerlo así, poco más allá
puedo ir.
Una vez que finalmente decidieron la opción del archivo, la
responsable de archivo me pidió un manual que permitiera que a partir de la
información almacenada en el soporte físico se pudiera recuperar la información
en el caso de que sea necesario. Esto puede parecer una petición lógica, pero,
¿se nos habría ocurrido a nosotros?, ¿se nos habría ocurrido qué tal vez dentro
de de bastantes años sea necesario recuperar esa información y tal vez la
tecnología de base de datos utilizada ya no sea la predominante o bien exista
otros paradigmas de almacenamiento de datos? Lo que parece trivial no lo es
tanto y lo expone perfectamente el documental “La oscura era digital”.
Un aspecto muy importante cuando se está trabajando con
documentos electrónicos es la gestión documental, ya que si queremos poder
localizar un documento en el futuro, relacionarlos con otros que traten sobre
una determinada temática y abrirlos (ya he hablado de este asunto en varios
posts, como por ejemplo el que denominé La oscura era digital).
Es decir, si estamos trabajando con documentos electrónicos
la solución no debe consistir solo en persistirlos (ya sea en una base de
datos, en un sistema de ficheros o utilizando como puente un gestor
documental), sino que si se quiere tener una visión orientada a la conservación
con el tiempo de los mismos, así como facilitar su localización, hay aplicar
técnicas rigurosas de gestión documental.
En el ámbito de la gestión documental, como en tantos otros,
tengo muchísimo que aprender, pero hay varios aspectos muy importantes que se
deben tener en cuenta a la hora de abordar una gestión documental basada en
documentos electrónicos:
– La estrategia debería ser global en toda la organización,
huyendo en la medida de lo posible de soluciones particulares, ya que al fin y
al cabo la documentación es la que instancia el conjunto de procesos de la
organización y por este motivo es necesario que el almacenamiento de toda la
documentación siga una misma estrategia.
– La estrategia global es recomendable que sea definida
junto a expertos en gestión documental (si no se dispone en la organización de
personal con esos conocimientos, será necesario contratar esa consultoría).
– Si no es posible abordar todavía la estrategia global (se
puede aplazar, pero es necesario realizarla, teniendo en cuenta los posibles
gastos de migración desde las soluciones particulares a la general definitiva
que se establezca), es necesario adoptar estrategias particulares que minimicen
los posibles costes de migración a una estrategia global y que además faciliten
la localización, asociación y persistencia de la documentación. Entre esas
estrategias, debería estar la utilización de un estándar de metadatos (no es
cuestión de inventarse una estructura si existen varias especificaciones con
características de estándar ya disponibles), el establecimiento de una política
de cumplimentación de los metadatos (minimizando los procesos de grabación
manual) y el almacenamiento de la documentación en formatos abiertos, conocidos
y estandarizados.
La gestión documental es algo muy serio y aunque tal vez a
corto, medio o incluso largo plazo no se puedan ver las nefastas consecuencias
de una mala política de gestión documental, es muy probable que a muy largo
plazo las consecuencias negativas sean palpables y sea complicado (o
tremendamente costoso) revertir la situación.
Lo que más puede llamar la atención es el concepto de
portabilidad, un ejemplo sencillo, en casa utilizo la distribución Linux
Ubuntu, en el trabajo Windows, si quisiera instalar Microsoft Office en mi PC
doméstico (suponiendo que tuviera la licencia oportuna) no podría (quitando
otras posibles soluciones como tener un sistema operativo Windows como máquina
virtual, Wine, etc…), este ejemplo es extensible a una gran cantidad de
software que funciona en unos sistemas operativos y que en otros no (salvo que
se rehaga completamente). La portabilidad se puede ver desde diferentes puntos
de vista, portabilidad a nivel de código fuente, es decir, tener una aplicación
que sin tocar el código fuente pueda funcionar en diferentes sistemas
operativos mediante su compilación en los mismos, portabilidad a nivel de
ejecutable o de software interpretable, la están proporcionando las soluciones
basadas en máquinas virtuales, como por ejemplo Java, Mono, etc…, portabilidad
de datos, etc… La portabilidad es, a mi juicio, una de las causas que está
afectando al impulso definitivo de Linux, ya que la cantidad de software
disponible en Windows y Mac (sobre todo en el primero y sobre todo a nivel de
diferentes opciones a elegir) es sensiblemente superior. No obstante, la
orientación del uso de aplicaciones en la nube y la aparición de cada vez más
software en Linux, puede romper esa tendencia.
La portabilidad de la información no es un concepto que
debamos dejar de lado, ya publiqué hace un tiempo un artículo que lleva el
mismo nombre que el documental que me inspiró el mismo “La oscura era digital”.
Es muy importante, si queremos que la información persista en el tiempo que el
formato lógico en que se almacena se base en un estándar abierto, de lo
contrario si queremos persistir la información, necesitaremos tener una copia
del programa que lo interpreta y si el sistema operativo en el que se ejecuta
tampoco es abierto una copia de dicho sistema operativo y así sucesivamente
hasta llegar al hardware más básico de la máquina en que se ejecuta el
software.
En resumen, los sistemas abiertos surgieron como una
necesidad, casi como un mecanismo de defensa ante una evolución de la industria
de las TIC que no era coherente para sus organizaciones usuarias, esta
necesidad cambió las reglas del mercado y propició una importante evolución en
el mundo de la informática que no hubiera sido posible (o por lo menos hubiera
sido mucho más lenta) de otra forma. La estandarización, las especificaciones
abiertas, fueron la llave de todo.
En la actualidad, pese a que los sistemas abiertos es una
filosofía aplicada de forma general en el mundo de las TICs, en la actualidad y
en el futuro existirán muchos productos hardware y software de uso cotidiano
que no tienen publicadas sus especificaciones. La tendencia estratégica de
estos y otros fabricantes dependerá muy mucho de las reglas del juego que queremos
los usuarios que existan.
¿Persistirá la información digital que actualmente se
encuentra dispersa en infinidad de soportes?, en el caso de que persista, ¿se
dispondrán de los medios adecuados para leer e interpretar dicha información?
Si no se hace nada al respecto, esta era (la actual) será una época oscura
sobre la que no quedó rastro de lo que sucedió en la misma, si se intenta
buscar información de la misma dentro de miles de años. Sobre esta base gira el
documental “La oscura era digital” (del año 2003) que tuve la oportunidad de
ver hace unos días.
Pese a que vi el documental desde una posición un tanto
excéptica a sus planteamientos (ya que me pareció excesivamente alarmante,
teniendo en cuenta de que gran parte de la información (y mucha de ella muy
relevante) sigue (y seguirá teniendo aunque cada vez menos), su reflejo en
medios físicos: libros, periódicos, etc…) y que tardé en abrir un poco la
mente, al final me quedé con la moraleja de que es necesario de alguna manera
buscar la persistencia de la información, pensando en ella no como un bien que
necesito mantener en el presente, sino como un bien que se necesita consultar
en un futuro (mirando este como algo a muy largo plazo), para ello no basta
solo con almacenar los bits de información (que ya de por sí es algo costoso,
no solo por su mantenimiento, sino por la sucesiva migración de los soportes
que los contienen (la tecnología tiene eso, un avance continuo y progresivo que
hace que cada cierto tiempo aparezca una nueva que desbanca a la anterior)),
sino que además es necesario persistir la manera en que se interpreta ese
conjunto de ceros y unos (sin esas interpretaciones no tenemos nada,
simplemente ceros y unos sin sentido)).
Para poder persistir esa interpretación existen diversas posibilidades
como por ejemplo almacenar el conjunto de programas y aplicaciones informáticos
que permiten interpretarlos (sería algo así como tener un Arca de Noé de
software), algo que es complejo debido a la gran cantidad de software que se
genera y manteniente a lo que hay que sumar que también habría que almacenar en
el arca los sistemas operativos sobre los que funcionaban y una emulación de
cada uno de los sistemas físicos que lo soportaban (o disponer de un Arca de
Noé del hardware). No obstante, la posibilidad más lógica es persistir la
especificación de los formatos de los ficheros lógicos, para ello en primer
lugar los formatos deben ser abiertos y por tanto conocidos (sin formatos
abiertos esta posibilidad no existe para gran cantidad de información digital,
de hecho, gran parte de la información almacenada en formato digital corre el
riesgo de no ser interpretada en un futuro, al no ser abiertos sus formatos (lo
que hace que o se tiene el software que lo interpretaba (Arca de Noé del
software) o no hay nada que hacer (salvo intentar descifrarlo, algo que puede
resultar bastante costoso)).
Tras la visión del documental, tengo más claro que nunca que
debemos dirigirnos lo más rápido posible al uso de software que permita
almacenar ficheros (audio, video, texto, imágenes, etc, etc, etc….) siguiendo
especificaciones abiertas, de hecho a la mañana siguiente solicité una serie de
modificaciones en el libro blanco de desarrollo de mi organización en lo que se
refiere a la documentación de los proyectos (más adelante, no depende de mi,
intentaré abordar un tema más complejo como es el de la información documental
generada por los sistemas de información, ya que ésta también deberá seguir la
filosofía de utilizar soluciones que tengan especificaciones abiertas).
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